lunes, junio 21, 2004

El final de la fiesta


as.com


Todos hemos asistido a fiestas que siempre terminaban con copas de champán rodando por el suelo, con botellas vacías y parejas besándose bajo un sol que nos invitaba al resto a regresar a casa. Todos hemos caminado de vuelta con la cabeza baja de tanta soledad. Eso fue lo que me vino a la cabeza cuando vi a los futbolistas de España dirigirse hacia el túnel de vestuarios al final del partido que habían disputado con Portugal. Ellos, hermosos y malditos como tantos jóvenes que les antecedieron, no derramaron una sola lágrima, no cayeron desolados sobre el césped del José Alvalade lisboeta. No podemos culparles, al fin y al cabo, su vida entera es una fiesta.

La eliminación de ayer, al menos, no me dolió, como sucedió con la de Korea en 2002, la de Inglaterra en la tanda de penaltis de la Eurocopa 2000 o la de Italia en USA 1994, con el tabique nasal de Luis Enrique desangrándose sobre la camiseta blanca. Portugal nos dio un baño y mereció pasar, nosotros no. No hay que darle más vueltas, se jugó mal y la suerte tampoco nos ayudó (dos disparos al palo pudieron habernos devuelto al partido). Ahora podemos buscar toda serie de excusas, motivos y racionalismos diversos, pero lo cierto es que El Corte Inglés no tendrá que regalar sus electrodomésticos, como habían prometido. Siempre ganan los mismos.